Desde aquí aprovecho la invitación que me hace Chiqui para
compartir un poquito de la experiencia vivida estas navidades en Republica
Dominicana.
Mi relación con esta
preciosa isla, sus gentes y sobre todo la Comunidad Salesiana que allí trabaja
comenzó hace 20 años con una primera experiencia como voluntaria en el pueblo
de La Descubierta, al sur de país. Tan enriquecedor fue el tiempo y las tareas
que allí desempeñé que años posteriores
repetí la experiencia dos veces más.
Este diciembre tuve el GRAN REGALO de viajar hasta allí para
celebrar la Navidad con las hermanas que
trabajan en Barahona, también al sur del país.
Hablar de ellas, es para mi
estar y sentirme en casa. Al frente su directora, Sor Pilar Luna, una
española a la que me une una amistad
profunda y gratitud infinita desde esa
primera vez allá por 1998; al igual que
el inmenso cariño a todas las hermanas
de la comunidad, a las de ahora y a todas con las que he compartido en mis
anteriores viajes .
Fueron días MARAVILLOSOS de reencuentros, abrazos,
compartires, celebraciones, alegría desde el CORAZÓN,… y sobre todo, mucho mirar,
observar, aprender y recordar lo esencial de este tiempo de nacimiento.
Jesús Nace en medio de esta nuestra sociedad de prisas,
ruidos, de tener mucho y querer todavía más, del inconformismo, del yo
primero,…y Nace en pueblos humildes, de buena gente que apenas empieza a
conocerlo. Y es allí donde yo me reencuentro con el sentido de la Navidad que
quizás un día extravié un poquito.
Me cuesta elegir una palabra que defina la labor que de
forma incansable, siempre alegres, acogedoras, amorosas con todo el pueblo y
especialmente volcadas en los niños y jóvenes, realizan día a día las
salesianas. Simplemente se me ocurre que Don Bosco debe estar sonriendo al ver
que la Gran Obra que puso en marcha crece y esta VIVA en muchos rincones de
este nuestro mundo.
Mi GRATITUD eterna a
toda la Comunidad de FMA en Las Antillas con Sor Basilia Ramírez al frente. GRACIAS
por hacerme sentir en casa.
Mari Paz