Madre amable de mi vida auxilio de los cristianos, la pena que me atormenta, pongo en tus divinas manos.
Tú que sabes mis congojas, pues todas te las confío, da la paz a los turbados y alivia el corazón mío.
Y aunque tu amor no merezco, no recurriré a Ti en vano, pues eres madre de Dios y auxilio de los cristianos.